Esta semana he aprendido varias cosas muy interesantes de los organismos transgénicos que me gustaría compartir con todos vosotros.
Lo primero: ¿habéis oído hablar de ellos? Es algo que no suele aparecer en los telediarios, un tema que no hace mucho ruido, pero cada vez está más presente en nuestras vidas, aunque no nos demos cuenta. He de reconocer que, antes de llegar a este tema, no tenía ni idea de qué era los alimentos transgénicos, por lo que en esta entrada intentaré explicar lo más claramente posible qué son, cómo se producen y dónde los podemos encontrar.
Un organismo modificado genéticamente (o OMG) es aquel cuyo material genético ha sido manipulado en laboratorios donde ha sido diseñado o alterado deliberadamente con el fin de otorgarle alguna característica específica. El proceso consiste en seleccionar una característica beneficiosa de un organismo, localizarla en su código genético, extraer el gen que le confiere esa característica e implantárselo a otro organismo en su ADN, lo que provocará que ese nuevo organismo obtenga la característica nueva. Sin embargo el proceso no es tan sencillo como parece y conlleva algunos riesgos.
El primer paso es identificar la característica deseada en un organismo que ya la posea; después, en el núcleo de una célula, se seleccionan y se extraen los genes responsables de esta característica, que darán al nuevo organismo la propiedad que se busca. Una vez extraído, el gen se modifica para que se exprese de una manera específica cuando se encuentre en el nuevo ser. De esa forma se produce el ADN recombinante. A continuación, se trata de incorporar ese gen al embrión que formará el organismo. Ese proceso se puede realizar por varios métodos:
- Mediante una bacteria del género Agrobacterium, cuyo ADN se integra en el cromosoma del organismo al que infecta.
-Mediante biolística. La biolística es un método de transferencia directa de genes, en el que los genes se "disparan" hacia el núcleo de las células, con la ayuda de un cañon de ADN, con la esperanza de que alguno de esos genes se integre en el genoma de la célula.
Cuando el embrión se desarrolle, lo hará con el nuevo gen en su genoma, lo que le conferirá la propiedad deseada al organismo y a su descendencia.
Estos organismos suelen crearse para servirnos de alimento, con lo que son llamados alimentos transgénicos.
Muchos de los que estéis leyendo pensaréis: esto suena como muy futurista, que seguro que sólo hay transgénicos en laboratorios y sitios por el estilo.
Pues bien: id a la cocina. Cuando lleguéis buscad algún producto de una conocida marca de dulces y chocolates: Nestlé. Seguro que no tardáis mucho en encontrarlo. Pues según la guía de Greenpeace de alimentos transgénicos, la mayoría de los productos de esa marca tienen ingredientes hechos con OMG, sin embargo los fabricantes ocultan esa información en las etiquetas.
Y no os creáis que es un ejemplo aislado: marcas conocidas, de aceite de girasol, maíz, bizcochos precocinados, mantequilla, cereales para el desayuno... nos atiborran con productos transgénicos, cuando todavía no está demostrado que éstos sean completamente seguros para nosotros. Los fabricantes ocultan esa información deliberadamente porque los transgénicos son más baratos, y no quieren molestarse en dar tantas explicaciones sobre si sus productos son seguros o no.
Y es que la técnica no está completamente perfeccionada. Este "corta y pega" antes descrito no es tan sencillo como parece. Al extraer los genes que deseamos, existe la posibilidad de que nos llevemos con ellos otros genes, de los que no sepamos nada sobre sus efectos en nosotros, que podrían incluir el cáncer.
Existen multitud de estudios sobre el peligro de los alimentos transgénicos, sin que se demuestren claramente algún perjuicio para la salud. Un estudio científico mostró la posibilidad de que los alimentos transgénicos produjeran algún tipo de daño. En él se indicaba que el intestino de ratas alimentadas con patatas genéticamente modificadas, resultaba dañado severamente. No obstante, este estudio fue criticado debido a la existencia de errores en el diseño experimental y en el manejo de los datos.
Esta razón es la que esgrimen los que están a favor de liberalizar el mercado de transgénicos, es decir, que cualquiera pueda cultivar y producir alimentos transgénicos, mayoritariamente grandes empresas que obtendrían grandes beneficios con esta medida.
Sin embargo, existen muchos grupos detractores de esta medida, como Greenpeace, que considera que los intereses comerciales de esas empresas están predominado sobre el cuidado del medio ambiente.
España se ha convertido en pionera en Europa en el cultivo de trangénicos, aunque los mayores productores del mundo son Estados Unidos, Canadá, Brasil, Argentina y China.
Yo opino que no debería liberalizarse el cultivo de transgénicos hasta que no existan pruebas concluyentes de que éstos no son peligrosos para la salud, aunque de demostrarse que no son dañinos, estaría completamente a favor de su utilización, ya que permite crear organismos con unas características mejoradas para su producción alimentaria, son más baratos, y podrían ayudar al problema del hambre en el Tercer Mundo.
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